Tres años y medio después de registrarse la última víctima mortal en el Corredor del Nalón, esta peligrosa vía de comunicación ha vuelto a cobrarse una nueva vida. La carretera que vertebra todo el valle siempre fue considerada como una de las más complicadas de toda la región, y por ello, las administraciones han invertido millones de euros en tratar de mejorar la seguridad. Lo habían conseguido, logrando pasar más de un trienio sin un solo fallecimiento, que no sin accidentes. En la madrugada del pasado viernes, un hombre de 47 años y vecino de San Martín del Rey Aurelio perdía la vida tras chocar con su vehículo contra la mediana de hormigón a la altura de la planta de Bayer en Langreo. Un tramo de doble carril en ambos sentidos, en el que la velocidad está limitada a 80 kilómetros por hora debido a las sinuosas curvas que lo componen. Precisamente en esta zona se han producido durante estos años bastantes accidentes, si bien ninguno había llegado a tener este fatal resultado.
La anterior víctima mortal que se había registrado en el corredor fue precisamente en San Martín del Rey Aurelio, concretamente a la altura de la localidad de Blimea. Fue en mayo de 2018, cuando una joven de 17 años fallecía tras colisionar el vehículo en el que viajaba con otro coche. Un suceso que causó una profunda tristeza en el valle. En el año 2020, se procedió a reforzar la seguridad en el Corredor del Nalón, y más concretamente en el tramo de autovía de Langreo, que va entre Riaño y Sama, una de las zonas más peligrosas de la carretera. La velocidad máxima permitida entre los distritos de Lada y Sama se bajó a los citados 80 kilómetros por hora con la colocación de dos grandes señales con fondo amarillo instaladas en ambos sentidos. Además, también se colocó nueva señalización para alertar a los conductores del peligro que existe cuando llueve en este tramo y otra más de precaución por “Tramo de concentración de accidentes”, lo que comúnmente se conoce como “punto negro”.
No fueron las únicas obras que se llevaron a cabo en este trazado, aunque el resto se han realizado ya en la carretera convencional. La última se inició hace poco menos de un año, el pasado enero. Consistió en la mejora de la seguridad del túnel de Sotrondio, en el entorno del kilómetro 12.5 de la carretera AS-117, que une Riaño con el puerto de Tarna, a su paso por San Martín del Rey Aurelio. Unos trabajos importantes que obligaron a tener casi medio año el tráfico desviado por el centro de Sotrondio y Blimea. La inversión fue superior al millón de euros.
También ha habido mejoras de asfaltado en varios tramos, y se han tomado otras medidas como la ampliación de las zonas en las que se prohíbe adelantar, caso del tramo entre Sama y El Entrego, un sector en el que se acumulaban un gran número de accidentes. Lo cierto es que durante tres años, el Corredor del Nalón no registró ningún accidente mortal, aunque si que ha habido varios sucesos con heridos. Salidas de vía y choques por alcance han sido fundamentalmente las causas de los siniestros. “Esa carretera es peligrosas, cada dos por tres se ve algún vehículo siniestrado”, manifestaba a este diario un vecino del concejo de Laviana que utiliza el Corredor del Nalón casi a diario para acudir al trabajo.
Y es que el Corredor es, según los datos oficiales, la carretera sin desdoblar que absorbe un mayor volumen de tráfico en el Principado de Asturias. El registro del año 2018 refleja que la intensidad en el tramo entre Sama y El Entrego fue de 22.697 vehículos diarios, algo menos que el año anterior, pero muy por delante de cualquier otra carretera regional que no sea autovía.
“Lo único que queda es bajar la velocidad”. Raimundo García, presidente de la Asociación Española de Accidentología Vial, mantiene que la única solución para evitar accidentes en el Corredor del Nalón es que los coches circulen más despacio. García reconoce que “es una carretera muy exigente para los conductores, en la que hay que estar muy atento porque además es una vía que soporta mucho tráfico”. El experto aplaude las últimas actuaciones en la vía, con nueva señalización y límites de velocidad, pero insiste en que si se siguen produciendo accidentes como el de este fin de semana, hay que bajar aún más el límite. No ve otra solución “porque la orografía de la zona es muy complicada y las curvas no se pueden hacer rectas”. “Cuando se agotan cualquier tipo de posibilidad de actuación física, cuando ya no hay otra manera, lo suyo es bajar aún más el límite de velocidad para que cuando se produzca cualquier accidente las consecuencias sean las menores posibles”. El experto defiende el uso de radares “si la gente no hace caso con las señales”, pero aboga por encima de todo a la “responsabilidad individual” y a “atemperar la velocidad al entorno en el que estamos”. García denuncia que “parece que hay un derecho universal a circular a 120 kilómetros por hora y no es así”. Para el experto “los límites tienen que ser acordes a la realidad de la circulación” y recuerda como “los autoclubs de Alemania piden en muchas ocasiones que se modifiquen los límites de velocidad de algunas vías, y no solo para ir más rápido sino también para ir más despacio y evitar accidentes.”