Junto al pueblo Canabatán surge pegado al río un pequeño barrio al que los viejos turoneses bautizaron con el elocuente topónimo de Villafría. Sus motivos tendrían para ello, pero si tal tarea recayera en los actuales residentes de la localidad, posiblemente se inclinasen por referirse al lugar como Villaestrecha. Se quejan de que los dos caminos que vertebran el paso hacia las viviendas se han visto muy dañados por el sostenido en el tiempo desgaste del caudal del río, hasta el punto de que hay zonas en las que apenas pude transitar una persona. Planear que lo pueda hacer un vehículo resulta ciertamente ilusorio.

La reclamación mantenida por los vecinos durante años para que se amplíe ligeramente el ancho del camino ha chocado con un problema muy conocido entre quienes viven o tienen propiedades cerca de cursos fluviales. «El Ayuntamiento de Mieres nos dice que no puede invadir terreno de la Confederación Hidrográfica y la entidad estatal, por su parte, directamente ni nos hace ni el más mínimo caso», apunta muy molesto Miguel Martínez.

Las molestias que apuntan sufrir los residentes en Villafría se pueden disponer por niveles. «Cuando necesitamos gasoil o carbón las furgonetas e suministro no pueden pasar y tenemos que acarrear con los pesos y aquí somos todos personas ya bastante mayores», señala Juan Bautista. «Ya no estamos para tirar todo el día de carretilla y más cuando pagamos impuestos como el resto de ciudadanos», subraya visiblemente hastiada María Iglesias. Los vecinos también advierten de que si un día se declara un incendio, los bomberos no podrán pasar.

Las consecuencias

Pero es el tema sanitario lo que esgrimen con más preocupación. «En el pueblo tenemos una persona con Alzheimer que tiene que desplazarse por este peligroso camino en silla de ruedas para llegar a la ambulancia que luego lo traslada al centro en el que lo atienden de su enfermedad», lamentan los portavoces de la comunidad. En el caso de Miguel Martínez, no necesita imaginarse lo que conlleva que una ambulancia no tenga acceso a su casa. «Mi madre falleció tirada en este camino con la UVI móvil aparcada a veinte metros, sin poder llegar. No puedo plantear que si el vehículo hubiera podido llegar hasta ella el desenlace hubiera sido diferente, ya que eso nadie lo sabe, pero lo que sí pudo decir es que resulta tremendamente penoso tener que vivir esa situación», señala este turonés.

Los que reclaman los vecinos de la localidad de Villafría es que el peligroso camino se ensanche no mucho más de un metros en dos tramos que conjuntamente no suman una longitud de 50 metros: «El río ha ido poco a poco comiendo la escollera y la superficie ha ido cediendo hasta delimitar espacios en los que prácticamente ha desaparecido la calzada». Han solicitado varias veces al Ayuntamiento una intervención, presentando la reclamación por registro: «Ya no sabemos que podemos hacer. Tal vez no quede otra que dar guerra hasta que nos atiendan», remarca amenazante María Iglesias.

 

Fuente: La Nueva España