El operativo de búsqueda del quitanieves desaparecido en San Isidro (Asturias) el pasado 1 de enero ha localizado al fin el cadáver de Virgilio García, de 62 años. El cuerpo llevaba desde el día del accidente, en el que también falleció su compañero César Fernández, sepultado por la inmensa masa de nieve que cayó desde una pendiente pronunciada sobre la carretera que ambos operarios estaban despejando. El operativo de búsqueda, en el que participan bomberos y agentes de montaña de la Guardia Civil, procederá a liberar el cuerpo de la nieve con una grúa. Uno de los responsables de los bomberos avisó a las 11.23 que habían dado con el cadáver, durante los paleos en la nieve, gracias a que se habían despejado previamente unos cinco metros de manto blanco, si bien había todavía otros cinco por retirar.

Fuentes del operativo explican que el cuerpo ha aparecido “a unos 100 metros de la cabina de la máquina”, que a su vez había sido desplazada 200 metros por un acantilado. Las tareas de rescate habían avanzado mediante la división en tres segmentos de las áreas donde los indicios apuntaban a que podría ubicarse el cuerpo. Así, procedieron a sondear y a trabajar sobre el terreno hasta que dieron con Virgilio García.

Las labores de rescate emprendidas desde el momento del suceso lograron dar con los restos de César Fernández, pero las pésimas condiciones climatológicas impidieron mantener la intensidad de la búsqueda sin comprometer la salud de los efectivos movilizados. La tregua del tiempo que ha experimentado Asturias en las últimas fechas ha facilitado que los agentes de Guardia Civil de montaña, otros quitanieves o especialistas en el uso de perros para rescates humanos lograran avanzar en el entorno de la desgracia. Los drones y las inspecciones aéreas con un helicóptero contribuyeron a calibrar el estado de la montaña, dónde era más probable que se hallase Virgilio y qué opciones de nuevos deslizamientos podrían existir a causa de la inestabilidad de las laderas.

La fresadora que conducían los dos trabajadores apareció a 200 metros de distancia de la pequeña calzada, todo en un paraje abrupto y de un gran desnivel. El riesgo de aludes, persistente desde la avalancha fatal del día de Año Nuevo, ha ralentizado el operativo.

El cuerpo de Virgilio García ha aparecido gracias también a la ayuda de un georadar llegado desde Lituania que facilita la localización de cadáveres entre grandes masas de nieve y permite asimismo que los recursos humanos disponibles sepan en qué zonas concretamente deben indagar con más cuidado.

El desaparecido hasta este sábado tenía una sobrada experiencia en la retirada de nieve y apertura de caminos entre aludes, acontecimientos muy habituales en este punto montañoso del concejo de Aller. Los vecinos de Felechosa y de otras localidades próximas a este puerto habían advertido durante años que en el lugar exacto del accidente no había cornisas protectoras ante eventuales deslizamientos y que lo ocurrido era algo que ya se temía en la zona.