El despoblamiento y el propio abandono de las sendas está provocando que las rutas y caminos de montaña estén desapareciendo. En Mieres los senderistas estiman que más de 200 kilómetros de senderos señalizados han desaparecido. De hecho, toda la red de rutas federativas ha sido paulatinamente descatalogada.

 

El Ayuntamiento de Mieres tiene en marcha un plan de empleo con 33 trabajadores dedicados al acondicionamiento de rutas de senderismo y caminos municipales. No obstante, la iniciativa se centra en la mejora de pasos que actualmente son relativamente accesible. Los responsables municipales asumen que la recuperación de los caminos de la zona rural que han desaparecido en los últimos años excede de las competencias y capacidad de prestar servicios del propio Ayuntamiento.

La desaparición de rutas de montaña es consecuencia en parte al despoblamiento que sufre el medio rural, con el abandono de fincas y espacios de labranza. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), actualmente hay 734 aldeas deshabitadas en los valles del Nalón y el Caudal. Son el cuarenta por ciento del total de la región. Ahora bien, los montañeros también echan en falta un mayor compromiso de las administraciones a la hora de mantener las rutas, al menos parte de ellas.

“Es una pena que todas las rutas de montaña de Mieres se hayan tenido que descatalogar”, lamenta Ángel Fernández Ortega, responsable del área de senderos de la Federación. “Es una realidad que se está abandonando este patrimonio”, remarca el veterano montañero local.

Son muchas las rutas de Mieres que se han borrado del catálogo regional de sendas. En recuento no completo incluiría las siguientes: Senda de los Caseríos y Brañas Turonesas, que transcurre a lo largo de casi 15 kilómetros junto al cordal de Longalendo; senda del valle de Loredo, una iniciativa impulsada por el movimiento vecinal de casi 10 kilómetros de longitud; sendero del valle de Cuna, que transcurre por los cordales de Cuba y Segá, junto a las sierras de Diego y Gallegos y alcanza los 12 kilómetros de longitud; ruta de la sierra de Llagos, que se trata de un recorrido de 6 kilómetros por el entorno de la localidad de Baíña; la ruta de Llosorio, de 15 kilómetros; la ruta de San Justo, de pocos más de 8 kilómetros; la ruta de Llama, de 14 kilómetros; y las sendas peatonales del río Caudal y Turón, que conjuntamente suman unos 25 kilómetros y conllevaron inversiones millonarias. En realidad estas dos últimas nunca han estado homologadas por la Federación de Montaña y en el caso del paseo fluvial se encuentra en bastante buen estado de uso.

La Federación ha descatalogado estos caminos al percibir que el Ayuntamiento no contribuye a mantenerlos, sin abordar tareas periódicas de desbroce, renovación de la señalización ni iniciativas de carácter divulgativo. Un claro ejemplo es el estado de la Senda Verde de Turón, inaugurada hace ya casi dos décadas tras una inversión de dos millones de euros: “La zona alta de esta ruta se encuentra impracticable”, apuntan los usuarios.

La realidad, no obstante, es que el Ayuntamiento de Mieres no tiene capacidad para atender una red de caminos en desaparición. Así lo reconocen los portavoces del gobierno local.