La Policía Local tuvo que entrar este sábado en el edificio del Juzgado de Mieres para interrumpir lo que parecía la celebración de una fiesta juvenil, en la vivienda que se encuentra en la azotea del inmueble. Se trata de una residencia de uso privado asignada a personal adscrito a la actividad jurídica local. Este servicio de cobertura domiciliaria es habitual en juzgados de cierta antigüedad, como es el caso del de Mieres. Los agentes, según las fuentes consultadas por este diario, pudieron comprobar que, sobre las cinco de la madrugada, en el interior del piso se encontraban varios jóvenes con la música muy alta. Al no poder acceder a la residencia, únicamente lograron identificar al que abrió la puerta y a un segundo veinteañero. Fueron denunciados por la participación en una reunión entre no convivientes y por falta de colaboración con los agentes. Fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Asturias eludieron ayer pronunciarse sobre esta denuncia.
El Ayuntamiento confirmó ayer que no es la primera vez que la Policía Local recibe llamadas de los vecinos quejándose por la organización de fiestas nocturnas en el edificio de los Juzgados. Los portavoces municipales corroboraron que la Policía Local ha tenido que intervenir “varias veces” por este motivo. Este diario pudo ayer confirmar que han sido al menos tres las intervenciones realizadas por agentes municipales, siempre como respuesta a quejas de los vecinos de las comunidades del entorno. Uno de los dos jóvenes que fue denunciado el sábado ya había sido multado semanas atrás al ser sorprendido en la calle de madrugada, saltándose el toque de queda junto a varios amigos, tirando envases de bebidas alcohólicas a uno de los contenedores que se encuentra en las proximidades de los Juzgados.
Tras la intervención policial de este pasado fin de semana, vecinos de la zona han denunciado públicamente los hechos. En las redes sociales se ha desatado una ola de indignación y numerosos vecinos han identificado al presunto organizador de las fiestas, generándose un intenso debate, ya no sólo sobre este tipo de celebraciones nocturnas saltándose la prohibición de la pandemia, sino sobre el agravante que conlleva que se realicen en una vivienda pública de uso privado ubicada dentro de un edificio como un inmueble judicial. Ante los crecientes comentarios públicos, fuentes vecinales confirmaron que las fiestas que se organizan en la vivienda, sita en el edificio de los Juzgados, son de carácter juvenil y que ningún trabajador judicial ha participado en ellas. De igual forma, la información que ha trascendido apunta a que en ningún caso las ruidosas veladas se han trasladado a dependencias estrictamente judiciales, manteniéndose en el espacio residencial del edificio.
Varios vecinos aseguraron ayer que la organización de fiestas en el edificio de los Juzgados es algo “frecuente” que “se viene repitiendo desde hace tiempo”. Uno de las personas que denunció el sábado señaló, en concreto, que “con frecuencia vemos entrar grupos de diez o quince chavales con bolsas”. Esta persona, que prefiere guardar el anonimato, asegura que las fiestas “se prolongan hasta la madrugada, con música de bakalao a todo trapo que hace retumbar las paredes”. Otra vecina se ha puesto en contacto con la Delegación del Gobierno. “Me han contestado por escrito que se han puesto los hechos en conocimiento de las fuerzas y cuerpos de seguridad”, señaló.
La actuación en la vivienda del edificio de los Juzgados realizada la madrugada del sábado tuvo su continuidad el domingo, cuando de nuevo el joven reincidente fue sorprendido en la calle pasada la hora del toque de queda. La noche anterior los agentes de la Policía Local habían podido acceder a la vivienda debido a que uno de los asistentes a la fiesta se dejó abierta la puerta del garaje de los Juzgados, única zona de acceso al espacio residencial y espacio al que tiene acceso la Policía Local, cuya inspección se encuentra anexa. De esta forma, se pudo acceder a la vivienda situada en la azotea del inmueble, algo que previamente había resultado inviable.