ierra y maleza sobre la Carisa. El Principado de Asturias no ha invertido ni un solo euro en la Vía Carisa, ni en sus yacimientos arqueológicos, desde su protección como Bien de Interés Cultural (BIC). La catalogación del enclave, con restos romanos de gran valor para el estudio de la historia de Asturias, se dictó en el año 2017. La Consejería de Cultura ya llevaba entonces un año sin financiar campañas de investigación. La última, que estuvo dirigida por Esperanza Martín y coordinada por el experto arqueólogo Jorge Camino, se centró en los yacimientos de L.lagüezos y Carraceo. El interés histórico de la Vía Carisa es innegable. La calzada romana fue construida por orden de Publio Carisio, legado del César para las guerras astur-cántabras. Empleó en la obra a cientos de legionarios. Y resultó bien: su topografía, en “zigzag” para salvar el desnivel, es aún hoy todo un ejemplo. La Vía Carisa unía la Meseta con Noega (el puerto de Gijón) y fue el “eje vertebrador”, según los expertos, para la romanización del territorio que ahora ocupa la región.
La Vía Carisa ya se conocía, pero los yacimientos romanos que la completaron fueron un misterio hasta hace poco menos de dos décadas. En torno al año 2005, un equipo de arqueólogos investigó el primer yacimiento: el de Curriel.los. Fueron Jorge Camino, Yolanda Viniegra y Rogelio Estrada, a través de la entidad “Amigos de La Carisa”. El recinto está entre Aller y Lena, ocupa una extensión de más cinco hectáreas. Durante años, fue el yacimiento romano hallado a mayor altitud en Europa (se construyó a unos 1.500 metros de altitud). La “joya” arqueológica en la Carisa, hasta que apareció el campamento de L.lagüezos.
Es, sin lugar a dudas, el más emblemático. Se construyó entre los territorios que actualmente ocupan Lena y Villamanín (León). Tiene más de siete hectáreas de extensión y su excavación estuvo dirigida por Esperanza Martín, con la coordinación de Jorge Camino. Albergó una construcción militar “de envergadura” y, casi con total seguridad, fue el primer asentamiento romano en el territorio que actualmente ocupa Asturias. Y otra sorpresa. En 2016, durante la última campaña en la vertiente asturiana de la Carisa, Martín y Camino descubrieron un tercer enclave. Se trata de un puesto de vigilancia en Carraceo, en Aller. Este último yacimiento está muy poco investigado, ya que entonces se terminó la financiación para los trabajos en la Carisa.
Vecinos y hosteleros han reclamado en múltiples ocasiones retomar los trabajos: “Los campamentos son un pilar para el turismo y están cubiertos por la maleza”. También responsables municipales, como Juan Antonio del Peño (grupo mixto en Aller). El edil considera “lamentable” que el Principado “haya olvidado el enclave”. León sí financió dos proyectos antes de la pandemia del covid-19. El Ayuntamiento de Villamanín y la Junta de Castilla y León estudiaron con mayor profundidad la vertiente de L.lagüezos que corresponde a la comunidad vecina. Una contradicción: a pesar de apostar por las investigaciones, por el momento no han dictado ninguna protección para la calzada romana en su territorio.