Trescientos escolares asturianos ejercieron ayer de jóvenes investigadores en el campus de Mieres. Lo hicieron explorando el empleo más ameno y divertido de la ciencia. “Todo ha resultado muy interesante y hemos aprendido un montón de cosas”, aseguró emocionada Celia Pérez, del colegio Carmen Ruiz-Tilve (Oviedo). “Me llamó la atención el procedimiento que nos han enseñado para conocer la densidad de los líquidos y para ello hemos trabajado con miel, aceite. desengrasante, alcohol y agua. Si poníamos en el recipiente el agua antes que el aceite, al ser más ligero, flotaba sobre el agua”. Con esta experimentada explicación, esta joven ovetense demostraba que la jornada había sido provechosa. Las instalaciones universitarias de Barredo acogieron ayer una feria de ciencia para principiantes. Esta actividad, en la que participó personal del Indurot y de la Politécnica de Mieres, se desarrolló en colaboración con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Concha Prieto es la responsable de divulgación científica de CSIC en Asturias. “ Lo que se busca es fomentar las vocaciones científicas acercando la investigación a los niños más pequeños”. Esta feria se enmarca en la XXI Semana de la Ciencia y Tecnología que organiza la Universidad de Oviedo. “Este año hemos querido dar protagonismo al entorno rural . El objetivo es acercarse desde la perspectiva científica a los hábitats y ecosistemas asturianos”, destaca Prieto.
La iniciativa se centra en dos frentes. “En Somiedo estamos trabajando con la biodiversidad en el medio rural. Tenemos un taller dedicado al oso, con salidas al campo para ver sus marcas en los árboles. También organizamos salidas para conocer el canto de los pájaros. Mañana habrá un taller de avistamiento de aves y otro de prevención de incendios”, indicó. Barredo tiene asignado este año un papel relevante, con la organización de la citada feria de la ciencia, con diversos puestos en los que hubo talleres, demostraciones, experimentos, juegos y hasta concursos para que los más pequeños entiendan que la ciencia “también puede ser divertida”. Entre las propuestas que organizaron está la guía científica para sobrevivir en la selva.
La iniciativa narra la historia de dos exploradoras que están buscando “el perdido arcoíris asturiano” por lo que necesitarán la ayuda de los científicos para superar las diferentes pruebas y experimentos que se vayan encontrando. Así, los escolares se adentraron en el mundo de los sentidos, las diferencias entre humanos y animales a nivel cerebral y profundizaron sobre “nuestro segundo cerebro y su microbiota intestinal”.
El rastro del oso pardo asturiano también fue ayer objeto de atención científica en el campus. El Instituto Mixto de Investigación en Biodiversidad (IMIB), con sede en el edificio de investigación del campus de Mieres, trabaja actualmente en un programa de radiomarcaje de plantígrados en colaboración con la Junta de Castilla y León. “Lógicamente nosotros no podemos trasladar un oso a un laboratorio. Lo que proponemos es un juego estilo trivial para que los niños puedan evaluar sus conocimientos sobre el monte asturiano.”, señaló el investigador Enrique González. Los osos pardos hacen marcas en los árboles para comunicarse entre ellos . Los futuros científicos asturianos disfrutaron ayer imitando esta conducta. “Es importante lograr que los niños se lo pasen bien compartiendo conocimientos”, apuntó González.
Los pequeños también visitaron el Ayuntamiento de Mieres. Los colegios participantes fueron el Jesús Neira de Lena; el Carmen Ruiz-Tilve, Ventanielles y Germán Fernández Ramos, de Oviedo; el Narciso Sánchez de Olloniego; y el Fomento Peñamayor, de Siero.