La campaña “Soy mayor, pero no idiota” ha puesto de manifiesto a comienzos de este año una silenciosa realidad que en las Cuencas también se estaba viviendo desde hace lustros: el cierre de cada vez más sucursales bancarias. Y si la medida afecta en los grandes núcleos de población, la clausura de una oficina en un pueblo supone un gran trastorno, especialmente para la población de más edad. En los últimos quince años, en el Caudal y el Nalón se han perdido un total de 46 oficinas bancarias Y aún irá a más. Sin ir más lejos, en el concejo de Caso, donde apenas quedaban dos sucursales, los planes de una de las entidades financieras pasan por cerrar uno de los despachos. Antes del comienzo de la crisis económica, en 2007, el año previo al estallido de la burbuja inmobiliaria, en las Cuencas había un total de 112 oficinas bancarias. En 2020, último año del que se disponen datos, apenas quedaban 66, es decir, casi la mitad. La caída más acuciante se encuentra si cabe en los últimos cinco años, desde 2015, un lustro en el que se perdieron más de una treintena de sucursales.

Los concejos más poblados de las comarcas del Caudal y el Nalón son, evidentemente, las que peor paradas salen en número absolutos. En 2007, Mieres y Langreo tenían 27 oficinas de diferentes sucursales bancarias. En el año 2015, esas cifras ya se habían reducido notablemente: mientras en la cabecera del Caudal quedaban 23 oficinas, en el Nalón restaban 18. Y en ese lustro entre 2015 y 2020, los últimos datos que ofrece la Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales (Sadei), reflejan que en Mieres quedaban en ese año solamente 15 oficinas, por 18 en Langreo. A día de hoy queda alguna menos, ya que en las últimas semanas, en el casco urbano mierense se ha clausurado otra sucursal.

En el resto de municipios de las Cuencas, la tendencia es la misma. Y paulatinamente se han ido cerrado bancos. En el caso del Nalón, en Laviana se ha pasado de 11 oficinas a 7 entre 2015 y 2020, con una pérdida más notable en el entre 2016 y 2017, cuando se cerraron dos sucursales. En San Martín, donde también había 11 entidades, hace dos años quedaban ocho. Y en los municipios del parque de Redes, solo Sobrescobio se salva de la quema en este lustro. Tampoco es nada raro, ya que solo quedaba una oficina. En 2007 había dos. En lo referente a Caso, ahora mismo quedan dos de las tres sucursales, aunque en los próximas semanas es muy posible que quede solo una.

En la comarca del Caudal, también se han ido cerrando bancos en casi todos los municipios. Solo en Riosa se llevan manteniendo dos oficinas en los últimos 15 años. Mientras, en el resto se han ido perdiendo. Aller pasó de las 15 sucursales en 2007 a las 14 en 2015 y a las 8 con las que se cerró 2020. En Lena, de nueve oficias se ha pasado a siete, mientras que en Morcín apenas queda solo una oficina bancaria. La proliferación de la banca electrónica, las políticas de ahorro de costes de las entidades y las diversas crisis económicas que se han venido produciendo durante estos años han sido algunos de los motivos que han llevado a este cierre de oficinas. Los más perjudicados, como casi siempre, están siendo los habitantes de los pueblos y la gente mayor, que cuenta con menos recursos a su alcance para poder realizar las gestiones que necesitan y se ven, en ocasiones, con dificultades incluso para sacar del banco su propio dinero.

Fuente: La Nueva España