«Me encuentro solo y aquí hace falta más implicación de la gente». Son palabras del presidente de la asociación que gestiona el hogar del pensionista de Santa Cruz, en Mieres. Óscar Augusto relata que lleva más de cinco años trabajando por este servicio, que considera esencial para los vecinos de esta zona del concejo, pero pide un relevo que no acaba de llegar. «Si no hay nadie que quiera coger las riendas de este colectivo, me veré forzado a entregar las llaves al Ayuntamiento -propietario del local- y que sean los responsables municipales quienes decidan su futuro».

Se trata de una de las asociaciones con más miembros de todo el municipio; en estos momentos se supera el medio millar, «todas al corriente de las cuotas anuales.»

Diariamente, acude más de un centenar de usuarios; se trata de uno de los pocos lugares donde se puede hacer algo, tener cierto esparcimiento. Si esto desaparece, los mayores volverán a ver pasar los coches desde las ventanas de sus casas», afirma.

Óscar Augusto dice sentir pena tras adoptar esta decisión. «Y es que cogimos las riendas y le dedicamos muchos esfuerzo, trabajo e ilusión».

Relata que se mejoraron las instalaciones y se adecentó el local ofreciendo muchos servicios para los mayores de la población, como el gimnasio «que ahora está limitado por la pandemia, pero que siempre ha estado impecable». No es la primera vez que este centro social vive una crisis con el riesgo de cierre. De hecho, esta directiva fue la que lo salvó de la desaparición hace cinco años. En octubre de 2015, el local dejó de abrirse con una nota indicando que había una avería. Pero el problema fue mayor, la realidad es que se atravesaba por graves problemas económicos. Aquel obstáculo se salvó pero ahora se viven momentos muy inestables.

 

Fuente: El Comercio