«En Requejo se han muerto vecinos esperando un permiso para poder reparar su casa, ya no sabemos los años que llevamos con esta situación y con las promesas del Ayuntamiento para recuperar el barrio». Así define Raimundo Fernández la situación del barrio mierense de Requejo, donde reside y que, alerta, está sumido en el abandono. Afirma que muchos llevan esperando veinticinco sin poder abordar reformas en edificios a la espera de sacar adelante el PGO del municipio.

«Es el último barrio fundacional de la ciudad que sigue en pie, pero ahora mismo es el más abandonado», prosigue Fernández. Apunta que en la última década se han perdido «casas típicas con corredores por no tener permisos para repararlas». Otras se caen a pedazos con el cartel de ‘se vende’ «porque se conoce la problemática que hay y nadie invierte en la zona. Nos están dejando morir con la ilusión de ver el barrio decente», añade Teresa Pérez.

Con todo, los vecinos piden a los responsables municipales una solución para frenar el deterioro del barrio. Mientras, el equipo de gobierno afirma que está trabajando en el Plan General de Ordenación Urbana, que integra un plan especial para poder potenciar Requejo. Sin embargo, no hay fecha aproximada para la aprobación final del documento, que permitiría dar algo de luz a los vecinos. «Actualmente está en la fase final de la coordinación entre las administraciones, le seguirá la licitación de la asistencia técnica, con el estudio de la documentación presentada por todas las administraciones, y pasaríamos a la fase de aprobación final», confirmaba ayer la edil de Urbanismo de Mieres, Delia Campomanes.

«No hay plazos, seguimos esperando mientras vemos que todo se deteriora, caen cascotes a la vía pública, las casas acaban siendo solares en venta y los vecinos se acaban yendo con la pena de dejar sus casas», comenta Fernández.

En el año 2000, unos conocidos empresarios locales presentaron un proyecto para rehabilitar las instalaciones de la antigua Casa Feito para construir un hotel ‘con encanto’. Desistieron por los problemas urbanísticos y el edificio está derruido y en venta. El empresario chocó con la imposibilidad de obtener una licencia de obra y se enfrentó en 2017 a un requerimiento de derribo. «El proyecto ilusionó a los vecinos porque entendimos que iba a ser un revulsivo, pero no les dejaron», comentaba Teresa Pérez.

El esperado PGO de Mieres permitirá poner fin al bloqueo de las licencias de reforma en Requejo. Este histórico barrio lleva quince años padeciendo los afectos de la aprobación, en 1994, de un Plan Especial de Reforma Interior (PERI), cuyo desarrollo hubiera supuesto la desaparición del actual entramado. En su momento, el Ayuntamiento tuvo que bloquear este documento ya que al permitir la construcción de viviendas de hasta tres alturas abría de par en par las puestas a un más que probable desembarco inmobiliario, lo que podría borrar de un plumazo el diseño tradicional de este emblemático enclave. Los vecinos piden celeridad al ver que el barrio se está perdiendo.