Dos semáforos más, dos semáforos menos. Así se levantaron ayer en la localidad mierense de Figaredo, donde los vecinos iban a contar la carretera para protestar después de casi tres meses sin las señales luminosas en el cruce de Peñule. Sin embargo, en la misma mañana, los semáforos de este sector, que se ubica en las inmediaciones de la senda verde de Turón y en centro de salud, ya funcionaban. La sorpresa para los vecinos fue comprobar que las luces que regulan el tráfico en la zona entre el colegio y el centro de mayores estaban estropeadas. “Esto es una vergüenza, no me extrañaría que hubieran reparado unos con las piezas de los otros para evitar la protesta”, señalaba ayer Enrique Benito, portavoz de los vecinos de Figaredo.

El corte de carretera estaba previsto a las once de la mañana. A esa hora, varias decenas de vecinos se concentraban en la acera junto a los semáforos. Allí, dos parejas de la Guardia Civil estaban dispuestas para regular el tráfico mientras duraba el corte. Y los vehículos pasaban por la carretera bajo los semáforos encendidos. “Después de tres meses, qué casualidad que hoy funcionen”, clamaban los vecinos de Figaredo, que incluso portaban una pancarta que rezaba “Queremos cruzar con seguridad”.

Sin embargo, los habitantes de esta localidad mierense piensan que desde el Principado –las carreteras son de titularidad autonómica–, se ha desarrollado la política de “desvestir un santo para vestir otro”. Y es que aunque en el cruce de Peñule, los semáforos aparecieron operativos, los discos que regulan el paso en la recta principal de la localidad, justo entre el colegio y el centro de mayores, estaban en negro. “A mi me parece muy raro”, apuntaba Enrique Benito. En este sentido, el portavoz vecinal indicaba que “si nos dicen que no había fondos ni piezas para reparar estos semáforos de Peñule, me pregunto cómo puede ser que ahora funcionen y se hayan apagado otros dos”.