El palacio Bernaldo de Quirós de Ronzón (Lena) –Bien de Interés Cultural (BIC) conocido como la Casona– lleva un año y medio vacío, tras el desalojo de los “okupas” del colectivo El Palaciu. Los responsables de la Fundación Ronzón, entidad gestora de las instalaciones, buscan un proyecto “ilusionante” que cumpla con sus estatutos. Estas condiciones incluyen que la Casona sea la sede para un plan destinado al correcto aprovechamiento de los recursos del medio rural. La Casona tiene un muro robusto que la rodea, dos plantas amplias y una capilla. También una gran historia. En los años treinta del pasado siglo, era la vivienda de verano de Pilar y Sagrario Bernaldo de Quirós. Conocidas como “las señoritas de Ronzón”, gobernaron con mano dura el extenso feudo de la familia. Solo en Ronzón, tenían decenas de colonos que trabajaban sus tierras, atendían al ganado y pagaban mensualmente por sus viviendas. Los bienes se extendían a Mieres y otras localidades en la costa asturiana.

“Las señoritas” quedaron solteras. Y, en su testamento, legaron el Palacio Bernaldo de Quirós –entre otros bienes– a la Fundación Ronzón. Esta entidad, escribieron las hermanas Bernaldo de Quirós, debería de velar por los inmuebles. Para la Casona, en concreto, pedían darle contenido con proyectos que enriquecieran el entorno rural. Un salto en el tiempo. En los noventa, un colectivo internacional resistente al capitalismo alcanzó un acuerdo para emprender un proyecto en la Casona. Unas labores que se vieron interrumpidas por los graves daños que sufrió el inmueble durante las obras de la Variante. El Adif (Administrador de Infraestructuras) reparó el palacio, con una inversión cercana al millón de euros.

La Casona quedó lista. Y empezaron los problemas: aquel convenio ya había caducado, pero algunos miembros del colectivo internacional quisieron renovarlo. Nunca hubo respuesta de la Fundación. El palacio Bernaldo de Quirós pasó entonces a estar “okupado” en varias etapas. La última, por miembros de la asociación El Palaciu. Entraron en la Casona en mayo de 2019 y emprendieron un programa cultural “que abría las puertas a toda la sociedad”. No sentó bien a la Fundación, que inició los trámites legales para desalojarlos. El desahucio se produjo en febrero del año pasado, tras varios intentos de conciliación por parte de los antidisturbios. Se saldó con dos detenidos, que fueron condenados posteriormente en un juicio. La “okupación” pasó factura a la Casona. La Fundación Ronzón denunció el “mal estado” en el que quedó el inmueble, y procedió a la reparación de algunos desperfectos. Ahora el palacio ya luce perfecto, pero sin nadie que lo habite. “No se ha presentado ningún proyecto a esta entidad. Al menos, no ningún proyecto que tenga cabida en los estatutos”, zanjaron desde la Fundación Ronzón.