El refugio de montaña de Brañagallones cierra sus puertas en quince días. La situación actual de las instalaciones, uno de los emblemas del parque natural de Redes, no permite demorar mucho más allá su actividad debido al retraso de las obras para la reparación integral del tejado. Los trabajos, que se iniciaron hace unos días, se paralizaron ante la llegada del temporal y la nieve, con lo que no podrán retomarse hasta la primavera. El guarda de la instalación, José Manuel Prado, explicó que, al haber dejado las obras a medias, “se están produciendo filtraciones en el interior del refugio, pero bueno, estamos en contacto con la administración a ver si hay posibilidad de que se realice una intervención urgente para que los problemas no vayan a más”. Sin embargo, las obras en la cubierta del tejado no se podrán completar ya hasta que termine el invierno. La situación también ha despertado las quejas de varios usuarios que se acercaron estos días hasta la instalación, de la que es propietaria el Principado. “Estaba la escalera llena de cubos porque el agua arrollaba”, aseguraba una de las personas que subió el pasado fin de semana hasta el refugio de Brañagallones. De este modo, la idea es cerrarlo, cómo máximo, dentro de quince días. “Tenemos unas reservas cerradas para el puente y un evento de fotografía nocturna, pero en cuanto terminen echaremos el cierre”, afirmó el guarda del refugio.

El alcalde de Caso, Miguel Fernández, lamentó ayer que la instalación se vea abocada a su cierre prematuro. “No es algo bueno”, señaló, explicando que “tenemos que pensar que esta infraestructura se encuentra a 1.300 metros de altitud, y a mi no se me ocurre en noviembre reparar el tejado de mi casa, que está un poco más baja”. De hecho, el regidor pensaba que las obras se iban a realizar en verano. “Me causó extrañeza cuando nos dijeron que iba a ser después de septiembre, porque el invierno no sabes cómo viene y pueden darse problemas, como los que han acabado ocurriendo en esta ocasión”, subrayó.

El objetivo de las obras de reparación en la cubierta del refugio eran acabar con los problemas de humedades y goteras que sufre el inmueble de Brañagallones, así como mejorar la climatización, mediante la utilización de materiales aislantes. El Principado ya había anunciado la pasada primavera su intención de acometer la renovación total del tejado para solucionar “los problemas que eventualmente están surgiendo causados por la antigüedad de la cubierta, así como por los temporales de viento y nieve”, indicó entonces la consejera de Cultura, Política Lingüística y Turismo, Berta Piñán, en respuesta a una pregunta del portavoz de Foro. La idea era asumir una “reparación integral del sistema de tejado, es decir tejas, impermeabilización y estructura soporte (rastreles) incluidos, así como ventilaciones, chimeneas y ventanas oscilobatientes tipo ‘velux’ en mal estado”. No se contemplaban más actuaciones previas al desarrollo de este proyecto de reparación integral, “dado el bajo riesgo a corto plazo por filtraciones de agua importantes hacia el interior del edificio principal”.

La obras tenían un plazo de ejecución de dos meses e incluían la utilización de paneles de chapa galvanizada, que tendrán que ser trasladados hasta el refugio en helicóptero, dadas sus dimensiones. De momento, la empresa adjudicataria sólo trasladó el material que podía llevar a través de la pista de acceso a Brañagallones. La llegada de los paneles de chapa galvanizada en helicóptero tendrá que esperar a que se vaya la nieve y mejore la situación.