Los padres del colegio público Plácido Beltrán, en el distrito langreano de Ciaño, no llevarán hoy a sus niños al colegio. ¿El motivo? Las múltiples goteras que hay en el centro, que tienen anegadas las aulas. De hecho, ayer no fueron ya a clase los alumnos de Educación Infantil y los de primero de Primaria. Aunque no llevarán a sus niños a clases, sí protagonizarán una concentración a las puertas del centro, hoy, a las 9.15 horas. Rosa María Rodero, del consejo escolar, explica que “el centro lleva con una gotera que no arreglan desde hace mucho tiempo, y el problema ahora es que ha ido a más, están las tres plantas del centro inundadas”. Tal y como explica, han acudido tanto al Principado como al Ayuntamiento de Langreo para pedir ayuda. “Pero se echan las culpas uno al otro y al final no están haciendo nada; los más perjudicados son los pequeños, que no pueden estar en clase en estas condiciones”.
El centro está lleno de cubos para tratar de achicar el agua que cae del tejado y también se han desinstalado los fluorescentes de las clases para evitar que se produzcan cortocircuitos. “Así no se puede estar en clase”, comentan las familias, asegurando que “el colegio presenta unas pésimas condiciones en sus pasillos, así que los padres no llevaremos a los niños a clase hasta que no nos ofrezcan una solución”: “Las aulas están inundadas, imaginamos que esto ocurre por una gotera que lleva años sin arreglarse, a pesar de que lo hemos solicitado en múltiples ocasiones”.
En total, el colegio público de Ciaño cuenta con 42 alumnos que, desde hoy, no acudirán a sus respectivas aulas. El centro es uno de los más antiguos de Nalón y, actualmente, el único que tiene el distrito langreano tras el cierre de las monjas y del colegio de La Salle de Ciaño. De hecho, cuando lo normal suele ser que se cierren las aulas por falta de niños, el colegio estrenó este año un aula más de Educación Infantil. El centro fue uno de los pocos colegios de Asturias que terminó el pasado curso escolar sin registrar un solo caso de coronavirus. Llevaron a cabo un estricto cumplimiento de las normas sanitarias para evitar los contagios. El colegio no se relajó en ningún momento con las medidas a cumplir. Eso sí, tuvo que modificar varias zonas dentro del colegio, aunque sin renunciar a ninguno de los servicios que ofrecían, ni siquiera al comedor, que consiguieron mantener durante toda la pandemia.
Entre las medidas que tomaron para evitar los contagios se reorganizaron las aulas para que los pequeños no tuviesen que compartir los aseos. Acudían a la entrada y a una sala para lavarse las manos. Esta buena situación sanitaria contrasta con el aspecto que ofrecía ayer el centro, con el agua dentro de todas sus aulas, imposibilitando el desarrollo normal de las clases. El problema, como comentan los padres, son las competencias que tienen, tanto el Ayuntamiento como el Principado, que “no quedan demasiado claras”, lo que supone un problema a la hora de realizar mejoras en las instalaciones del colegio.