«Entramos en riesgo alto», confirmaba ayer la alcaldesa de Langreo, Carmen Arbesú, tras mantener una reunión telemática con responsables de la Consejería de Salud. «Lo que más nos preocupa es el bienestar público y, por supuesto, acataremos las medidas; pero en lo que ya no estamos tan de acuerdo, y así lo transmitimos, es que todo ha sido muy precipitado». Y se explicaba; «el sábado todo parecía que estaba bien, los rastreadores tenían controlados los contagios, y se cambia esa trazabilidad lo que perjudica al concejo y nos colocó a un día del cierre».

A las cinco y media de la tarde del domingo es cuando se comunicó la decisión de la medida. «Hay poca capacidad de reacción por nuestra parte en el sentido de concienciar a la ciudadanía, de que estamos en una situación complicada, de que hay que reforzar las medidas; eso es lo que no pudimos hacer, y por estamos mal a gusto porque no pudimos advertir a la ciudadanía, no pudimos decir que el semáforo estaba en naranja y que estaba a punto de pasar a rojo, fue todo muy inmediato».

Pero dicho esto, la regidora aseguraba que se va a reforzar la seguridad; ha convocado una Junta Local de Seguridad para establecer las actuaciones con los cuerpos de la Policía Local, Nacional y Guardia Civil. «Queremos que haya una coordinación y reforzar la vigilancia en estos días y, cuanto antes, podamos salir de esta situación de riesgo que a nadie gusta»; porque, además de las restricciones en determinados ámbito, «lo que hay es un riesgo para la salud pública porque se ha detectado una transmisión comunitaria, que es lo que nos perjudica y nos preocupa enormemente a todos», señalaba la regidora. Arbesú volvió a pedir «concienciación» a la ciudadanía para que el concejo salga de esta situación. «Hasta ahora lo hicimos muy bien; fuimos capaces de superarlo gracias a los vecinos y por eso les doy las gracias», añadía.

¿Yla ciudadanía?¿Cómo se toma esta nueva restricción en el municipio? La tónica general es contestar con exclamaciones como «¡Uf!» o «¡madre mía!». El buen tiempo animaba a los vecinos a seguir consumiendo en las terrazas hosteleras y la vida continuaba casi con normalidad, pero a nadie se le escapaba la nueva situación del municipio. Ana Fernández es una ama de casa de La Felguera que no podía esconder su enfado. «¿Qué ha pasado? Resulta que el sábado la alcaldesa sale diciendo que está todo fenomenal y al día siguiente nos cierran el concejo. Lo siento mucho por la gente que tiene que trabajar en estas condiciones tan duras como son los hosteleros».

Javier Fernández es representante de este sector –de Otea– en el municipio. «Nadie supervisa nada; los chavales compran carrados de bebidas y se van al parque. Los empresarios tenemos la actividad cerrada por los contagios; vamos a seguir clausurados. Los valientes que abrieron van a tener que echar el cierre de nuevo en el concejo. Exigimos mano dura a quien sea, a un hostelero que incumpla o a quienes hacen botellón». Otra hostelera, Vanesa Otero, muestra claramente su opinión sobre el nuevo cierre: «Estoy hasta la peineta», decía tras la barra de su cafetería, La Rueda de Ortiz en La Felguera. «No entiendo nada, cada comunidad aplica un criterio diferente para decretar cierres; lo que en Asturias está muy mal en otro lugar es correcto. La verdad, prefiero no saber nada de datos por mi salud psicológica. Pero que los políticos tengan en cuenta una cosa, la gente quiere vivir y creo que ya hemos aguantado bastante. No soy negacionista, pero se está haciendo muy mal».

Elliane Rodríguez lleva una tienda de cosméticos naturales Yves Rocher. «Ya se ha notado hoy mismo –por ayer– que hay menos gente, se preparan para el cierre».

 

Fuente: el comercio